lunes, 3 de septiembre de 2012

Los 4 Fantásticos nº 29-31

Guion: Jonathan Hickman
Dibujo: Dale Eagleshmam
Formato: 24 págs., grapa
Editorial: Panini
Recopila Fantastic Four nº 570-572

Lo mejor: Los dibujos de Eaglesham y un par de momentos bastante impactantes.

Lo peor: Los farragosos diálogos escritos por Hickman.

Puntación: 6 sobre 10.

Cuando escribía el título de este post iba a indicar qué volumen es el de esta colección de los 4 Fantásticos, pero... ¡Puf, qué lío! A ver si me aclaro: la primera serie editada por Panini es aquella que heredó de Forum, con Waid y Wieringo como autores, y cuyos primeros episodios fueron reeditados recientemente en el coleccionable Héroes Marvel. Luego, vino el volumen de Straczynski y McKone, que si no me equivoco, también volvieron a ser editados en un par de tomos Marvel Deluxe. Finalmente, por parte de la editorial italiana llega esta serie, que después de un periodo con McDuffie y otro con Millar, presenta la etapa de Jonathan Hickman y Dale Eaglesham a partir del número 29.

Tengo que reconocer que durante todos estos años he abandonado y regresado varias veces a esta serie. Los 4 Fantásticos son unos personajes que siempre me han gustado y los he seguido desde que en 1994 compré aquel tomo de Grandes Sagas Marvel, con la poco valorada etapa de DeFalco y Ryan. En los últimos tiempos estaba buscando un punto para retomar sus aventuras y aunque lo intenté con Millar y Hitch, no me agradaba esa sensación de estar ante un comic que parecía salido de la línea Ultimate. Y como todo el mundo ponía por las nubes la etapa de Hickman, decidí dar un pequeño salto y probar suerte.

Los números 29, 30 y 31 vendrían a formar un arco argumental, si bien la línea argumental en general continúa. De hecho, la etapa de este guionista parece caracterizarse por ir avanzando lentamente con pequeños argumentos que, en conjunto, formarán una historia mayor. O eso dicen, vamos. Si os digo la verdad, a mí estos tres episodios no me han apasionado, pero reconozco que se dan algunas revelaciones importantes, que tiene algunos momentos bastante buenos y que el autor sabe relacionar su historia con hechos pasados.

La saga comienza cuando los 4 Fantásticos se enfrentan a unos robots diseñados por el Brujo, ese científico con una inteligencia que casi puede rivalizar con la de Reed Richards, y que pese a ser derrotado deja un mensaje bastante amenazador: el fin del mundo se acerca. No sé si esto es lo mismo que se venía a decir en los cómics de Millar, pero no me extrañaría que así fuera. El tema es que Richards decide tomar cartas en el asunto y con esa actitud proactiva que muestra desde Civil War, utiliza un instrumento llamado el Portal para contactar con otros cerebritos... que resultan ser versiones alternativas de él mismo. No es un golpe de originalidad, pues en otros tiempos ya aparecieron algunas versiones alternativas de Richards, pero es curioso ver un Consejo de Reed Richards que decide qué hacer para salvar vidas en todo el Multiverso. Esto da pie a algunos momentos bastante interesantes, como cuando tienen que detener al Galactus de un universo paralelo que quiere zamparse la Tierra y se muestran detalles curiosos: todos los Richards llevan el Nulificador Supremo y el gran G aparece rodeado por una gran nube -¡como en la película! También hay algunos Richards que llevan, atención, Guanteletes del Infinito, detallazo que me encanta porque soy un fan de todos esos cómics de Jim Starlin en los que Thanos usaba las gemas del Infinito. Curiosamente, y pese al caracter explorador de los 4 Fantásticos, rara vez se han encontrado anteriormente con estas gemas en su propia serie. De hecho, y salvo crossovers, el único encuentro directo que recuerdo son unos cómics de Silver Surfer en los que Reed y Susan hacían frente a la gemas en manos de Nébula.

Volviendo al tema que nos ocupa, las aventuras de Reed con sus tocayos hacen mella en 4 Fantásticos, especialmente en Susan, que padece su ausencia. Esto suena a viejo, la verdad. Los acercamientos y distanciamientos entre ellos han sido una constante desde los años 60, así que de nuevo estamos ante un hecho poco original. Por su parte, Johnny y Ben hacen poco -o nada- a lo largo de estos cómics y su ausencia se justifica diciendo que van de viaje a Neomundo, esa especie de mundo artificial presentado durante la etapa de Millar. Si acaso, me gusta el tratamiento que se da a Valeria, que parece ser más de lo que aparenta: se comporta de forma inteligente, como si supiera más de lo que debería. No sé si es algo puntual y casi casual o realmente Hickman tiene planes para ella. A Valeria le tengo estima por los cómics de Chris Claremont, pero reconozco que se me sigue haciendo raro verla con 3 ó 4 años, como se supone que tiene ahora. Con lo que molaba cuando llevaba ese traje mixto entre los 4 Fantásticos y el Dr. Muerte...

Sobre Hickman, conozco a este guionista desde antes de que llegase a Marvel porque leía los cómics que hacía para Image. Y pienso lo mismo que entonces, que es capaz de hacer historias interesantes y originales, pero sobre todo con un estilo tan personal que te gusta o te echa para atrás. Para mi gusto, peca de que sus textos son áridos y fríos y, como sus cómics suelen tratar de temas de ciencia ficción, cuestan de digerir más si cabe. Para bien o para mal, no es un escritor al uso. Por otra parte, está Dale Eaglesham, dibujante al que recuerdo por su reciente paso por Justice Society of America y que, como en aquel caso, hace un trabajo elaborado y digno, pero con serias carencias en algunos aspectos. Veo sus páginas y, vaya, son geniales por la cantidad de detalles que pone. Incluso he terminado acostumbrándome a las caras que le pone a los personajes. Pero sigue dibujando las personas como si fueran muñecos. Todo parece estático. No digo que sea mal artista, solo que no me emociona.

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